Educación sentimental para la niña de tus ojos

París-Roubaix 1919. Crónica de L´auto



París-Roubaix 1919. Crónica de L´auto
Crónica del corresponsal del periodico L´auto (ahora L´equipe), el día que se acuño el termino 'infierno del norte'
Ha sido una carrera espléndida, extraordinariamente dura no solo por el estado de las carreteras sobre una parte del recorrido, sino tambien por la temperatura, extraordinariamente baja, que hemos soportado todos, los ciclistas mas que nadie. Para empezar, buen tiempo; la primera y sus tibios calores acariciaba como una mano joven de mujer. Nada hacía suponer el cambio brutalacaecido inmediatamente depué del mediodía. De pronto un frío polar. Una ola de frío invade la ruta de la Pari-Roubaix. ¿Acaso puede decirse que esa son la condiciones ideales para desencadenar una batalla de grandes proporciones en una prueba que, por lo demás, se diputa durante 280 kilómetros? Por si fuera poco los pinchazos son mas numerosos; pinchazos accidentales, sin mas, muchos de ellos, pero otros, por desgracía, debido a los tristemente célebres clavos. Si, hemos vuelto a encontrar gente criminales capaces de reeditar este gesto odioso, desvergonzado y traidor, que consiste en sembrar de clavos la carretera.  
Pero pasemos. Encontraremos los medios para poner coto a estos tristes obreros, que habiamos creido abolidos para siempre. Dicho esto, hay que reseñar que ya hemos asistido a una gran carrera de Henri Pelissier y hemos encontrado igualemente al Thys que ganó el tour de Francia antes de la guerra mundia. Barthelemy, tercero, se merece los mismos elogios. Entre los siguientes hay que citar a Heusghen, Masson y ¨tutti quanti¨. Mención especial se merece Francis Pelissier, artesano de la carrera en la fase dramatica. Se prodigó tanto y se sobrepasó tanto en su esfuerzo generoso que se convirtió en su propia victima.   
Una serie de abandonos sensacionales han comenzado en la región de Amiens, allí donde las banderolas se dejan ver por todas partes y una pancarta detiene el pensamiento y el corazón "Honor a Faber, Lapice y Petit-Breton, muerto en el capo de honor".   
El viento es violento. Muy frio y va a ser depués de Béthune donde se va a jugar la partida. Se diría que Francis Pelissier no quiere contemplar la ruinas que se abren a uno y otro lado de la ruta y acelera el pado hasta inponer un ritmo infernal. El pelotón queda dislocado y la primera victima e Ocar Egg, retrasado por un pinchazo. Luego se quedan Mottiat y Huret, a los que van a seguir pronto Buysse, Jacquinot y Masson. Francis Pelissier intensifica su efuerzo y deja a todo el mundo, salvo a su hermano Henri.Al paso por la Passée la situación es la siguiente: Los dos hermanos Pelissier; a dos minutos, Thyis, Gauthy y Rossius, después un grupo formado por Barthelemy, Michiels, Spiessens y Scieur. Los demás están ya lejos. La batalla en el INFIERNO DEL NORTE no ha terminado.   
¿Van a llegar solos a Roubaix los dos hermanos Pelissier? No, no van a llegar solos, Thys, imparable, se va a reunir con ellos por delante. El ganador del tour de 1914 realiza uno de los esfuerzos mas bellos y espectaculares que uno a contemplado jamás. Mientras Francis y Henri se relevan con regularidad y potencia, Thys se aproxima poco a poco. No hay nada que hacer frente a ete pequeño belga. Cuando se unen los tres, poco después, Francis paga su largo esfuerzo anterior y entra en crisis. Philipe Thys, que se percata arranca de inmediato. Henri ralentiza un instante. Se resiste a abandonar a su hermano, pero Thys se aleja y hay que seguirle. Los do se relevan con regularidad y todo parece que nadie podrá ya alcanzarlos. Sin embargo aparece un impresionante Barthelemy, solo, lanzado, incontenible que, tras dejar a todo sus compañeros de andadura, se apresta a dar caza a los dos hombres que marcan el ritmo de cabeza. 
La carrera está en su fase decisiva cuando el trio llega a un paso a nivel. Sorpresa: el tren está detenido. ¿Que hacer? Detenerse es condenarse. El trio reacciona con una prontitud inimaginable: sube al tren, cruzan el pasillo con la bicicleta en la mano entre los pasajeros y descienden por la primera puerta que se abre al otro lado. 
Tras esta peripecia, los tres llegan juntos a las calles de Roubaix. Al llegar al parque de Barbieux, Pelissier toma la iniciativa: acaba de ver la banderola y pone en juego toda su potencia de campeón. Thys se ha percatado tarde de la banderola de meta. Cuando reacciona, Henry a tomado unos metros preciosos, insavables, mientras Barthelemy, al limite de sus posibilidades, renuncia. En la meta, veinte metros separan al triunfador, Henri Pelissier, de su grandioso rival. Philipe Thys. La pimera coronación en " el infierno del norte" está consumada. Correteando

París-Roubaix 1919. Crónica de L´auto

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París-Roubaix 1919. Crónica de L´auto

via Correteando | La Grupeta Ciclista Vinarocense

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